Julie Doiron - "Woke Myself Up" Ver más grande

Julie Doiron - "Woke Myself Up"

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Desde una casa de campo en el este de Canadá, decidida a vivir cada minuto agradecida, Julie Doiron firma Woke Myself Up como una media vuelta. La primera parte del discose balancea entre la alegría y la incertidumbre que zarandea a lo que ella más quiere, su familia. Un cuadro con niñas escondidas detrás del sofá y tardes de leche y galletas en la cocina. También de amor, del calor en el que tanto confiamos. De todo lo que mueve a una mujer tomada por el corazón. Esas primeras canciones son esquinas de una casa, notas y recados, una rutina feliz. “I Woke Myself Up” es un desayuno vibrante. Entre zarpazos de guitarra y una batería ladeada, Julie se levanta dormida y abre los ojos para descansar de tantos sueños. Su voz suena al mismo remedio suave de siempre, pero algo late diferente. Los acordes cosidos en mitad de “You Look So Alive” o el empujón de “Yer Kids”. De pronto, algo le rasga la garganta y jura que nunca más. Lo hace con toda una sorpresa, “No More”. Así, ella se topa con la pena y los desaciertos. El resto del disco ve en la melancolía y los remordimientos los únicos pasos para una Julie cansada de tropezar. Porque todo acaba por mancharse. Un pastel de ciruela plagado de hormigas.

Hace tiempo que Julie dejó de grabar sola. Si Herman Düne arroparon el peso y tizón de Goodnight Nobody y la colaboración con los Wooden Stars le valió un buen golpe de timón a sus canciones (y algún que otro premio al álbum que resultó de todo aquello), esta vez la reunión no podía ser más especial. En Woke Myself Up ha contado con la ayuda de Rick White, el que fue su novio a los dieciocho años y responsable de la primera banda con la que ella echó a caminar. Viejos conocidos desfilan por estas canciones, algunas de las cuales cuentan con la misma formación de los Eric’s Trip de principios de los noventa. White ha producido y tocado en cada corte, su pulso se cobra el tono cansado con el que Julie solía soltar cada palabra. Las manos de un buen amigo le devuelven todo el color, nos la traen perezosa y despreocupada, encantadora. Así, sus nuevas canciones son remolonas y caprichosas, suspiros encendidos en el crepitar de los amplificadores y la esperanza de volver, de volver a intentarlo. Las canciones de una mujer que se despereza. Buenos días, Julie.